miércoles, 30 de septiembre de 2009

EL NUEVO-NUEVO PERIODISMO

La discusión académica y profesional sobre el futuro inmediato de la prensa está servida en los países occidentales. Primero ha sido la revolución tecnológica, que ha cambiado los parámetros de la prensa tradicional, ahora se suma la crisis económica mundial que ha hecho cerrar a cabeceras de diarios tan añejos como The Christian Science Monitor, que tras cien años de vida en papel se ha quedado solamente en su edición digital. La pérdida de lectores ha incidido en la baja contratación publicitaria, y de allí al ciberespacio.
      Las causas, que ya se analizan en profundidad en EE. UU., y también en la UE, se ubican en un diarismo que ha vertido sus contenidos en la Red, sin percatarse de que ésta es otro medio, igual, pero diferente. No se han acordado de Marshall McLuhan y de su frase 'el medio es el mensaje'. Tampoco han sabido atraer a la lectura cotidiana a los más jóvenes, que no leen esos papeles. La pregunta es obvia: ¿Qué le pasará a la industria empresarial periodística tal como la conocemos?
      El camino, emprendido por Francia y que se pide también desde algunos medios españoles, es la ayuda, la subvención para salvarles. Eso, ha dicho el brasileño Rosental Alves sería 'el beso de la muerte', porque llevaría aparejado el pago del donativo y la pérdida de la independencia informativa.
      Lo cierto es que el paradigma clásico Emisor-Receptor ha ido cambiando hacia un público más independiente y menos creyente en el papel impreso de noticias. La pérdida de credibilidad de la empresa informativa ha ido en aumento, y ese es otro de los signos de su decadencia. Hoy el reconocimiento de los usuarios es fundamental. Porque éstos han adquirido, gracias al manejo de las nuevas tecnologías de la comunicación, la capacidad de convertirse en Emisores. El paradigma está roto.
      Alves, lo dice claramente: "Deben reconocer [los Medios] que pasamos de una comunicación vertical y centralizada a una comunicación horizontal y descentralizada". Es cierto, el receptor pasivo y sin posibilidad de feedback se ha convertido en activo emisor de redes sociales con una retroalimentación permanente y eficaz.
      Esta revolución de las comunicaciones es muy superior a la aparición de la imprenta de Gutenberg o al paso de la televisión blanco/negro a color. La progresión de las nuevas tecnologías, al alcance de todos, ha sido y sigue siendo vertiginosa, su alfabetización digital es incluyente, la multiplicación de fuentes, aunque con el peligro del anonimato o de la nula comprobación de la información que emiten, introduce una escala inédita de emisión de noticias alternas y alternativas.
      Lo que no podrá cambiar, so pena de acabar con el auténtico periodismo informativo, es, como subraya Alves, el compromiso ético con el receptor. La verificación de lo que se emite, que transmita credibilidad y confianza en el público es y seguirá siendo fundamental. Recuperar esa práctica es lo que podrá rescatar al periodismo de su mala imagen ante un público que lo ha abandonado.
      Muchos periodistas que se han quedado sin empleo en EE. UU. han abierto blogs especializados de éxito. Esos blogs unipersonales, ya suman ingresos promedios de 200.000 dólares. La prensa tradicional está en horas bajas, pero la necesidad de ser y estar informados no parace que vaya a sucumbir. Lo que hay que hacer es utilizar bien los nuevos canales. Rosental Alves es Director del Knight Center for Journalism in the Americas.

jueves, 24 de septiembre de 2009

ACOSO A PERIODISTAS EN CUBA

En este día hay 27 periodistas presos en Cuba. El Estado policial se ceba, especialmente, en los blogueros que son los únicos que pueden escribir libremente en la Isla. Los acosan, le restringen o cortan la conexión a Internet y, finalmente, los detienen. Lo ha denunciado la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y también Reporteros sin Fronteras.

      El último episodio ocurrió el 10 de septiembre, cuando la policía cubana detuvo, con paliza de por medio, a los blogueros, Luis Felipe González Rojas y Yosvany Anzardo Hernández, ambos de la ciudad de Holguín. Aunque González Rojas fue liberado a las cuatro horas, Anzardo continúa preso e incomunicado hasta este momento.

      Este hecho coloca a Cuba, según R. sin F., en el tercer país del mundo con más periodistas tras las rejas, junto a Irán y muy cerca de China y Eritrea. Un verdadero ejemplo de intolerancia a la difusión de ideas contrarias al régimen castrista. La publicación de González es el blog http://www.cubaencuentro.com/  y el de Anzardo es el periódico digital http://www.candonga.org/  Seguramente inaccesibles ahora tras la detención de ambos. Otros blogs bloqueados son: http://vocescubanas.com/; http://www.habanemia.blogspot.com/ ; www.desdecuba.com/generaciony/  

      R. sin F., ha dicho: “El gobierno cubano bloquea frecuentemente sitios dedicados a la vida cotidiana en la isla, antes de volver a ponerlos en línea durante un espacio de tiempo bastante escaso. Esa táctica de censura repetida es un medio para desanimar cualquier información alternativa y despistar a la prensa extranjera, poco representada en la isla y vigilada muy de cerca por las autoridades”.

      Cuba es el país de América Latina con menor índice de acceso a Internet, 13 por ciento, según la estadística oficial, aunque podría ser aún menor, ya que la conexión cuesta en torno a los 6 dólares la hora; mientras que el salario medio es de unos 20 dólares. Con esos precios cualquier ciudadano pensará primero en comer que en conectarse a la Red. Esto, sumado a la lentitud de las conexiones, a que el único proveedor en ETECSA, empresa propiedad del Estado y al precio prohibitivo de los equipos, hace que estar en el ciberespacio sea un anhelo frustrado para la inmensa mayoría de la población cubana. Acceder desde hoteles o algunas Embajadas, donde las líneas son más eficientes es prácticamente imposible, sobre todo para los más activos blogueros que tienen prohibida la entrada a tales recintos.

      La última dictadura del continente americano figura en el lugar 169, entre 173 países, en la clasificación mundial de la libertad de prensa elaborada por Reporteros sin Fronteras en el año 2008. Pero la libertad es tozuda, finalmente se abrirá paso. Mientras tanto los cubanos viven en la pesadilla que ya anunció George Orwell en su obra 1984, sólo que ese mal sueño lleva instalado en Cuba 50 años y ya estamos a las puertas de 2010.


miércoles, 23 de septiembre de 2009

LA CORRIDA GAY

En un mundo que es el arquetipo del macho ibérico, un torero heterosexual se atreve a patrocinar un producto dirigido a los homosexuales. El ruedo está cambiando. Ya tenemos a un torero ‘Gay up’.
‘Más huevos que un torero’, se suele decir en España para magnificar la hombría de un tío, y este, Joselito Ortega, matador malagueño, lo es desde el 15 de agosto de 2006, cuando tomó la alternativa en la plaza de de La Malagueta, su ciudad natal, no sólo los tiene para ponerse delante de los toros, sino que ahora lucirá en sus capotes y muletas la marca ‘Gay up’, una bebida dirigida al universo de consumidores gay.
La acción publicitaria no sólo es inusual y atrevida, sino que marca un hito en la historia de la tauromaquia. Por primera vez se utiliza los utensilios del oficio para poner un anuncio. Y, desde luego, es una iniciativa revolucionaria, como la ha calificado el presidente de la marca, José María Terrón. El atrevido empresario quiere presentar al matador Ortega como un símbolo para el colectivo gay, atrayéndolos hacia la fiesta brava.
Esta noticia se concretará, próximamente, cuando se presente el torero y su capote ‘Gay up’ en una plaza de la provincia de Málaga.
Los toreros, que al salir en la televisión se han convertido en estrellas mediáticas como los futbolistas u otros deportistas de fin de semana, no podían estar ausentes en el mundo de la publicidad, que nos guía por la vida, ahora también en las tardes de sangre y arena. Esta primera promoción, podría abrir las puertas a trajes de luces con marcas de perfumes, ropa, zapatos, viajes, cremas, desodorantes, y un largo etcétera como el marketing indica.
El citado empresario de la bebida tonificadora ‘Gay up’, que recuerda al icono de los marines de la Segunda Guerra Mundial, el ‘Pin up’, pero desde otra perspectiva, quiere mostrar esta idea como una forma de modernizar al toreo, que tantas críticas está recibiendo en España desde los sectores antitaurinos incluidos los políticos.
Que la comunidad gay y todos sus simpatizantes adopten como icono a Joselito Ortega puede ser lo mejor que le haya ocurrido a la fiesta desde los tiempos de Manuel Benítez 'El Cordobés', ha manifestado Terrón. Por su parte, Joselito Ortega, que se declara heterosexual, vaya que le gustan las chicas más que nada, y acepta con naturalidad que pueda convertirse en un símbolo para la comunidad gay, ha dicho: "No veo incompatibilidad entre el toreo y el sector del mercado para el que trabajan mis patrocinadores". Asimismo, muestra su convicción de que a partir del acuerdo con 'Gay Up', serán muchos los gays que terminen aficionándose a la fiesta taurina. El grito de los gaytaurinos se espera que sea ‘Olé, tus huevos’.

martes, 22 de septiembre de 2009

LA PAZ EN CUBA

La inicitativa de Juanes, apoyada por artistas españoles y americanos, pero también denostada por otros cantantes y músicos del universo latinoamericano, se concretó en la histórica plaza de la Revolución en una Habana, rebosante de público (entre 500.000 y un millón, según diversas fuentes).
Un canto a la paz, que no estuvo exento de proclamas a la libertad, a los presos políticos y que dejaba leer un subtexto de unión entre hermanos cubanos a una referencia a los dos millones que viven fuera de la isla, muchos de ellos desde hace casi 50 años y otros tantos, hijos y nietos de éstos, nacidos en los países de acogida del exilio cubano, principalmente, Estados Unidos, España, Venezuela y México. El olfato de Juanes para el marketing musical está más que probado. Si la paz en libertad surge en Cuba está por verse. La paz en la opresión ya la conocen, falta la otra.
Algunos analistas ha visto en este acto cultural, como lo ha calificado Barack Obama, una acción política de apertura; otros han escrito palabras de repudio al considerar un apoyo directo a la dictatura de los hermanos Castro. A los cubanos que estuvieron allí, de pie, a plenos sol caribeño, entre las dos y las siete de la tarde (el concierto no puedo hacerse de noche, porque la iluminación artificial costaba 150.000 dólares y el presupuesto no llegó a tanto), les pareció una oportunida, rara vez vista en su país, de bailar y compartir incluso con algunas cubanas-americanas, que se declararon dichosas su alegría de estar en La Habana.
La paz en Cuba no está amenazada porque reina la paz del silencio. Ni ninguna potencia extranjera está planeando una nueva Bahía de Cochinos. Lo que sí ha estado conculcada es la libertad de expresión, desde hace ya medio siglo. Es muy cómodo ser comunista desde la confortable villa en Miami o desde el chalet de millonarios en Madrid y ponerse a cantar a la paz (que todos queremos sea una realidad).
Lo que no es cómodo para el pueblo cubano es tener que buscarse la vida con una cartilla de racionamiento en la mano; con el carné del Partido Comunista en la frente; cuidándose de no alzar la voz, no sea que el vecino del CDR lo denuncie por antirrevolucionario. Su paciencia, domada por el miedo, ha sido y es infinita. ¿Cuánto tiene que aguantar un pueblo para conseguir la paz y la libertad? ¿Cincuenta años no son suficientes?
Cualquier apoyo que signifique que este régimen de dinosaurios políticos continúe en el poder es un atropello al pueblo cubano. Cualquier iniciativa que empuje hacia el fin del fidelismo y dé esperanzas de libertad, apertura y calidad democrática será bienvenida por ellos. El concierto por la paz habrá cumplido su actuación cuando podamos valorar si sirvió para lo segundo y no para los primero.

viernes, 18 de septiembre de 2009

EL PERIODISMO MÁGICO DE GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

He desempolvado esta conferencia, que puede ser interesante de leer para algunos de ustedes.
(En el libro/manual 'El periodismo constructor' de próxima publicación)


Conferencia en la sala del Museo Municipal de Málaga
Miércoles, 16 de mayo de 2007


No es infrecuente que algún periodista de medios impresos sea o aspire a ser escritor de ficción, tal vez constreñido por tanto relato diario de la realidad, desea contar en la ficción lo que en el periódico no tiene espacio. Que sea de éxito y llegue al Nobel ya es una excepción. Es el caso de quien hoy nos convoca aquí, Gabriel García Márquez, quien primero quiso ser escritor que periodista, pero que a través del ejercicio del periodismo obtuvo el oficio de escritor. El periodismo literario o los escritores metidos en faena periodística era algo natural desde el siglo XIX, cuando el periodismo sólo era escrito. Y hasta el boom de la televisión tras mediados del siglo pasado, se dio esa especie de periodista que era, ante todo, un celoso escritor. Hoy, eso ha quedado resguardado al abrigo de los columnista literatos, tales como, por poner dos ejemplo, nuestro Manuel Alcántara y Francisco Umbral. El periodista de a pie, el que hace la calle, no se plantea ser escritor sino hacer bien su trabajo cotidiano y si puede, ganar algo más de 1.000 euros al mes.
Gabriel García Márquez es uno de los últimos de la antigua estirpe de escritores metidos a periodistas o de periodistas escritores, a los que interesaba en igual medida la noticia y la literatura; eso en primer lugar, porque era en los diarios, donde se publicaban sus cuentos y, una vez colocados en las redacciones, porque se les metía en el cuerpo la realidad que siempre, sobre todo en América Latina, ha superado a la ficción y allí estaba la materia prima más rica para sus posteriores relatos. Eso lo sabe y nos lo ha explicado en sus obras de ficción, GGM.
He hablado personalmente con Gabo en dos ocasiones. En Bogotá a mediados de los setenta, en la redacción de la revista Alternativa, que él dirigía, y a propósito de estar yo difundiendo por América del sur un congreso de jóvenes escritores y periodistas a celebrarse en Caracas, al cual le invitamos, aunque no pudo asistir. Y, en 1983 en La Habana, cuando yo cubría un Festival internacional de teatro. Fue en una recepción a la prensa extranjera dada por Fidel Castro en el Palacio de gobierno y allí estaba Gabo. Él, desde luego no se acordará de esto, pero en ambas ocasiones, siempre me pareció estar hablando con un colega periodista más que con un escritor consagrado y famoso. La tercera vez, no fue directamente, sino a través de la crónica que me tocó en suerte escribir en El Diario de Caracas, sobre la ceremonia de entrega del premio Nobel de literatura en 1982, y que titulé: ‘En Estocolmo se rompió el protocolo y en Aracataca lloraron de alegría’ en alusión a que Gabo no vistió el preceptivo esmoquin, sino el caribeño liquiliqui en dicha ceremonia y a su ciudad natal, donde la fiesta no quería ser menos que en Estocolmo.
Lo que uno conoce al leer las memorias y artículos de GGM es que a escribir bien se aprende leyendo y escribiendo mucho. Como él mismo dice que aprendió de su amigo Manuel Zapata Olivella, quien le convención de entrar en el diario El Universal de Cartagena de Indias, y un día le dijo que ‘periodismo y literatura terminan a la corta por ser lo mismo’. Aprendió también que en un periódico, como en los cuarteles, las órdenes se cumplen. Es decir, la férrea disciplina que significa escribir contra el tiempo, que es una de las claves principales de este oficio, porque en un periódico no hay tiempo para reescribir. García Márquez aprendió en esos años a lidiar con la censura previa y a acorralar al fantasma de la autocensura. Era la Colombia que había visto asesinar a Gaitán, las aguas iban más que turbias y él tenía 21 años.
¿Es un reportaje un relato novelado y una novela es un reportaje o acaso una crónica? Los ingredientes son comunes, nos dice Gabo. Nos ha contado en ‘Vivir para contarlo’ que Dumas fue, sobre todo, un gran reportero. Eran sus tiempos cuando los periódicos publicaban cuentos, relatos literarios, es decir ficción. Eso se echa de menos hoy: El diario como un vehículo literario. Pero GGM quería entrar en el rey de los géneros periodísticos: el reportaje. No lo tuvo fácil. Siempre ha dudado de la entrevista clásica de preguntas y respuestas, aunque reconoce que es un prejuicio injusto. La entrevista como base del reportaje es invalorable, porque ¿no es este un oficio que se basa en la investigación, más o menos profunda y en la entrevista a testigos o expertos en cualquier tema? Como quiera que sea estamos de acuerdo con Gabo cuando califica a este como el mejor oficio del mundo. Siempre ha creído que el reportaje es la cúspide de la información y mucho más: es un género literario, y afirma. ‘Novela y reportaje son hijos de una misma madre’.
Aún así Gabo fue siempre un escritor que se ejercitaba en las redacciones de periódicos. Su primer trabajo como redactor de planta fue en El Espectador de Bogotá. Cuando ya había pasado por El Universal de Cartagena y El Heraldo de Barranquilla.
Persiguiendo el sueño de ser reportero, escribió crítica de cine, que fue el inicio de las columnas de crítica fijas en los periódicos colombianos; contribuyó con su pluma en trabajos colectivos sin firma y se fue curtiendo en la dura cara de la crónica roja a la que se acercó escasamente, porque siempre le ha horrorizado la sangre y el dolor humano visto de cerca. Aunque podemos afirmar que es una de las mejores escuelas dentro de una redacción: sucesos y tinta suelen ser solubles.
En los casi dos años en El Espectador, cumplió el deseo de escribir reportajes, que tanto se parecen a sus cuentos, contabilizando unos ochenta. Cuyo primer hito fue el reportaje sobre la catástrofe ocurrida en Medellín el 12 de julio de 1954. Un verdadero éxito periodístico si se toma en cuenta que fue publicado dos semanas después de ocurrido el hecho y en tres capítulos que atraparon a los lectores de El Espectador, en un trabajo de calle, de investigación, sobre los hechos duros y puros. Otro, que Gabo recuerda en sus memorias es el titulado ‘El cartero llama mil veces’, en deuda con la literatura americana, y que indagaba en las cartas que no habían podido ser entregadas a sus destinatarios.
Gabo cree en la grabadora como ayuda para recordar, pero sabe, como todos los veteranos de este oficio que el cuerpo a cuerpo, que la mirada y los gestos del entrevistado revelan tanto o más que las palabras, datos, cifras y fechas, que es mejor grabarlas, como lo es el testimonio de un entrevistado que podría dar problemas al ver su entrevista publicada en letra de imprenta. Pero que el aparato es un instrumento a utilizar y no la columna principal de una entrevista. Se corre el riesgo de desconectar con el entrevistado, creyendo que el artilugio posee cualidades que sólo un periodista puede tener.
Tras su paso por El Universal de Cartagena; El Heraldo de Barranquilla; El Espectador de Bogotá; la revista Momento de Caracas; Prensa Latina, la agencia cubana de noticias en New York, Gabo cumplió su entrenamiento como reportero de calle, escritor de notas editoriales y se inoculó para siempre el periodismo en vena.
Hoy, es maestro de periodistas y conoce las reglas básicas, que siguen siendo las mismas aunque el mundo de la comunicación haya cambiado tanto y tan rápidamente. Él, que se formó en las redacciones y no en la universidad, como ocurre desde los años sesenta, desconfía de esa formación académica teórica y con pocas prácticas, por eso ha creado la ‘Fundación para un nuevo periodismo iberoamericano’, donde se repasa lo que las facultades no enseñan.
Otro gran periodista de esa época, amigo y compadre de Gabo, Plinio Apuleyo Mendoza, con quien coincidí en un viaje tenebroso por medio Chile en septiembre de 1973, ambos íbamos a cubrir el golpe militar contra Allende, me dijo un día en la redacción de la revista Momento, de Caracas, donde coincidimos más tarde, él como director y yo como reportero, que el reportaje era todos los datos presentes y pasados, y aún proyectados al futuro de un hecho; que había que meterlos en una licuadora y que de ahí salía el trabajo. Claro, sólo había que escribirlo y bien. Era esa misma revista, donde Gabo trabajó publicando reportajes inolvidables que estudiábamos en mis años en la Facultad de Periodismo. Fueron sus días caraqueños de ‘Cuando era feliz e indocumentado’, en alusión a como se les llamaba a los colombianos en general, que vivían por cientos de miles en Venezuela sin documentos de identidad. Recuerdo especialmente el que escribió a propósito de una semana sin agua en Caracas, porque narraba en tiempo de crónica las vicisitudes que sus habitantes sufrían, y siguen sufriendo hoy día, por los cortes en el suministro del vital liquido.
Lo más importante en el periodismo es investigar, Gabo no tiene dudas. Y no hay buen reportaje que no esté basado en un hecho investigado a fondo. ‘Si bien soy un escritor, siento y pienso como un reportero’. Lo tiene claro: ‘El reportaje, dice, parece haberse convertido en un género periodístico en extinción. Se llegó a esta situación a partir de una evolución en los medios de comunicación y a la equivocada idea de creer que una noticia que ya apareció en la radio o en la televisión a las 10 de la mañana puede ser vieja a la noche’. Por eso, cree que el reportaje puede ser la salvación de los periódicos. Efectivamente, el periódico tiene el espacio suficiente como para contar la historia en toda su perspectiva. Aunque la investigación, que hacemos poco en España, lleve su tiempo. ‘La buena noticia no es la que se da primero, sino la que se da mejor’. Esto lo suscribimos totalmente, aunque el periodismo no pueda salvarse de la primicia y esa competencia siempre estará presente. No obstante, Gabo nos dio un ejemplo escrito de lo que piensa sobre el ejercicio del buen periodismo con dos libros: ‘Noticias de un secuestro’, un inmenso reportaje de investigación y ‘Crónica de una muerte anunciada’, otro gran ejemplo del género periodístico. Ambos en la cúspide de la novela de no-ficción. Y todo sin perder de vista el máximo mandamiento del lector: NO ABURRIR. Hay que pensar siempre más como lectores, que como periodistas. En cuanto a las crónicas políticas y de las abundantes ruedas de prensa que a diario proporcionan los dirigentes de turno, Gabo recomienda ‘cubrir más lo que hacen y menos lo que dicen’, porque si no tenemos un periodismo declamatorio, discursivo, aburrido, del que el lector huye. Escribir corto es otra de sus recomendaciones. ‘Frases y no párrafos’, porque, dice, ‘el lector se va si se le acaba la respiración al leer’.
En el trasfondo de las recomendaciones de García Márquez está la pregunta que él mismo se ha hecho: el oficio parece no haber evolucionado a la misma velocidad que sus instrumentos tecnológicos. Los nuevos periodistas, licenciados, se preocupan más por manejar con diestras aptitudes los recovecos de la tecnología, que, desde luego, se hace imprescindible, pero dejan en el desván la buena gramática, la correcta sintaxis y esa capacidad final de escribir títulos llamativos, que inviten a leer. Gabo dice que ‘las empresas se han empeñado a fondo en la competencia feroz de la modernización material y han dejado para después la formación de su infantería y los mecanismos de participación que fortalecían el espíritu profesional en el pasado. Las salas de redacción son laboratorios asépticos para navegantes solitarios, donde parece más fácil comunicarse con los fenómenos siderales que con el corazón de los lectores’. En esta nueva forma de hacer periodismo tiene mucho que ver la figura del editor, que ahora se apoya tanto en la maquinaria tecnológica. Gabo, aclara una vez más: ‘el editor, que antes era un papá sabio y compasivo, apenas si tiene fuerzas y tiempo para sobrevivir él mismo a las galeras de la tecnología’.
Y una vez más nos da una revelación exacta del reportaje como cúspide periodística. ‘Creo que es la prisa y la restricción del espacio lo que ha minimizado el reportaje, que siempre tuvimos como el género estrella, pero que es también el que requiere más tiempo, más investigación, más reflexión, y un dominio certero del arte de escribir. Es en realidad la reconstitución minuciosa y verídica del hecho. Es decir: la noticia completa, tal como sucedió en la realidad, para que el lector la conozca como si hubiera estado en el lugar de los hechos’.
Con respecto a las fuentes, Gabo nos enseña también. Las fuentes, por su institucionalización se han convertido en catedrales informativas a cuya verdad nos vemos obligados a recurrir a diario. Pero, nos preguntamos, ¿hasta donde tales fuentes dicen siempre la verdad sin que priven sus propios intereses? García Márquez reflexiona acerca de las fuentes y dice: ‘Un avance importante en este medio siglo es que ahora se comenta y se opina en la noticia y en el reportaje, y se enriquece el editorial con datos informativos. Sin embargo, los resultados no parecen ser los mejores, pues nunca como ahora ha sido tan peligroso este oficio. El empleo desaforado de comillas en declaraciones, falsas o ciertas, permite equívocos inocentes o deliberados, manipulaciones malignas y tergiversaciones venenosas, que le dan a la noticia la magnitud de un arma mortal’. Si bien es cierto que la interpretación es una conquista del llamado nuevo periodismo americano, que se extendió al mundo, a partir de los sesenta y que nos liberó de la pesada pirámide invertida, invención útil, pero que correspondía a las necesidades de otros tiempos y colocaba al periodista como un mero transmisor en la cadena informativa, igualmente es verdad que la línea que divide tal interpretación de la opinión es tan tenue y difuminada, que se traspasa con facilidad consciente o no. Nuestros periódicos están llenos de notas que opinan más que interpretan hechos. Igualmente, es plausible la opinión que agrega datos informativos, pues ayudan a la comprensión de los temas.
Y GGM, carga sobre la responsabilidad social de los periodistas y agrega sobre las fuentes: ‘Las citas de fuentes que merecen entero crédito, de personas generalmente bien informadas o de altos funcionarios que pidieron no revelar su nombre, o de observadores que todo lo saben y que nadie ve, amparan toda clase de agravios impunes. Pero el culpable se atrinchera en su derecho de no revelar la fuente, sin preguntarse si él mismo no es un instrumento fácil de esa fuente que le transmitió la información como quiso y arreglada como más le convino. Yo creo que sí: el mal periodista piensa que su fuente es su vida misma –sobre todo si es oficial- y por eso la sacraliza, la consiente, la protege, y termina por establecer con ella una peligrosa relación de complicidad, que lo lleva inclusive a menospreciar la decencia de la segunda fuente’. ‘La decencia de la segunda fuente…’ echamos de menos en muchas ocasiones ese contraste en nuestra prensa diaria. Bueno, magistral, ¡qué podemos agregar!
Otro terreno donde Gabo es implacable, pero no podemos estar en total acuerdo es en el de la formación académica de los periodistas, puntualicemos. Si bien es cierto que como dice GGM, ‘las facultades de Comunicación tienen el infortunio de enseñar muchas cosas útiles para el oficio, pero muy poco del oficio mismo’. Y esto se debe en gran parte a la masificación que hace muy difícil llevar a cabo un programa de prácticas verdaderamente eficiente. En mi caso, yo estudié toda la carrera trabajando, al mismo tiempo en un periódico, un esfuerzo que después me agradecí, pero eso hoy no es factible o muy difícil de realizar, aunque no fue fácil para mí.
Gabo está de acuerdo y nosotros con él, que las universidades deben suplir la base humanística y cultural que los alumnos no adquieren en el bachillerato, y que es indispensable para el buen ejercicio de este oficio. No se puede escribir bien si no se ha leído ampliamente a los clásicos de todos los tiempos, y eso es un gran océano de deficiencias que encontramos en los alumnos de periodismo, no son ellos solamente los culpables, sino el sistema educativo en su conjunto, pero no podemos extendernos en ese debate. Gabo dice que la formación de un periodista debe estar sustentada en tres pilares y merece la pena mencionarlos: El primero, ‘la prioridad de las aptitudes y las vocaciones’; significa que para esto hay que servir y tener vocación firme., pero ¿cómo descubrir eso antes de entrar a la universidad? Segundo, ‘la certidumbre de que la investigación no es una especialidad del oficio, sino que todo el periodismo deber ser investigativo por definición’. Esto, en un panorama informativo excesivamente polarizado políticamente, deberíamos recordárselo a todos los colegas que ahora mismo ejercen el oficio en toda España. Tercero, ‘la conciencia de que la ética no es una condición ocasional, sino que debe acompañar siempre al periodismo como el zumbido al moscardón’. Tal vez, el costo más difícil de este oficio en estos tiempos revueltos, sea no perder de vista la ética. GGM ha sido y es un periodista formado al calor de los hechos, en la práctica continua de la noticia en su versión amplia del reportaje y en la interpretación de la nota editorial. Nunca fue a una Facultad de Periodismo y le salió bien, pero claro era, es GGM, tenía la vocación y el talento. Ese camino es hoy intransitable a pesar de todas las deficiencias que tiene la formación académica, muy alejada del mundo real de las redacciones y la tecnología que la sustenta, pensamos que es mejor esa base universitaria que ninguna. Hay que puntualizar que muchos de los que en nuestros medios hoy ejercen de periodistas no lo son en absoluto. Y que también no todos los que tienen el título de licenciados en Periodismo lo son por ese hecho. Pero este es un debate para otro foro particular. Queremos subrayar para concluir que Gabo no llama nunca profesión, sino oficio a esta enloquecida manera de vivir para contarlo. Vaya un saludo desde aquí Gabriel García Márquez, un periodista que se ha negado siempre a dejar de serlo. Muchas gracias. Carlos Pérez Ariza.

jueves, 17 de septiembre de 2009

PROFESORES CON AUTORIDAD

La autoridad se ha ido perdiendo en España. Se pasó, en 34 años, del autoritarismo severo del franquismo a una relajación indiscriminada y progre, que ha invadido la superficie de la sociedad instalándose como si fuera algo normal.
Ya nadie se habla de usted, salvo en contadísimos escenarios. Es en las aulas de la educación escolar donde más severamente se siente esta manera de irrespeto a maestros y profesores, que acuden a sus clases con el miedo metido en el cuerpo. Niños de 10, 12 años no tienen empacho en agredir de palabra o de mano a sus docentes. Además, lo graban con sus móviles y lo cuelgan en la RED, para mayor escarnio de sus maestros y lo exhiben como trofeos de guerra. Éstos, sin apoyo, se dan de baja en número creciente cada curso.
La cosa es tan grave, que el jefe del Estado, el rey Juan Carlos I, que no se mete en política desde el intento de golpe cívico-militar de 1981, dijo ayer que está bueno ya, que hay que potenciar la figura del maestro y del profesor, pues son pilares fundamentales de la formación de los niños y jóvenes españoles. O sea, que el rey está preocupado por el futuro de sus súbditos, no vaya a ser que empiecen en el colegio y terminen quemando la Zarzuela.
La iniciativa la ha tomado una política del PP, Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, a quien le parece que ha llegado la hora de salvaguarda a los educadores de la ferocidad de sus alumnos y de algunos de sus padres. Propone darles el rango de autoridades civiles, con lo cual los equipararía a los fiscales, jueces o policías. Tal posición los blindaría ante los agresores, ya que incurrirían en actos penales, con sentencias de hasta 3 años de prisión, aunque al ser menores de edad, veremos cómo se cumplirían.
El anuncio ha levantado voces en pro y en contra. Aunque parece que la medida prosperará. La autoridad no se decreta, dicen unos; es imprescindible garantizar la labor de los docentes sin sobresaltos, apuntan otros. Si bien es cierto que la autoridad se puede transmitir a través del conocimiento, del ejemplo, del buen hacer; también es necesario que los profesores tengan una garantía procesal, un fuero que disuada a los díscolos discentes de emprenderla a palos contra ellos.
Mientras tanto, la amplia España debería buscar el equilibrio entre las buenas maneras, y una autoridad bien entendida, donde el docente sea un verdadero guía, una amigo mayor de sus alumnos, y no el amiguete que quisieran que fuera los pequeños agresores para darle un cogotazo cuando les venga en gana.

lunes, 14 de septiembre de 2009

LAS BARBAS EN REMOJO

Dejarse barba en este otoño español lo ha puesto de moda el rey, Juan Carlos I y el heredero. Yo me he sumado. Ya luzco un barba rala, platinada y sugerente. No a todos les sienta bien. El rey, se le puso mala cara tras recibir el elogio de Chávez, comparándola con la de Fidel. La barba siempre ha sido signo de revolucionarios, no sabemos porqué no se la deja crecer el sabaneteño, será porque es de natural lampiño. El rey Juan Carlos es un socialista convencido aunque sin carné. Por eso, se deja barba de vez en cuando para recordárselo a la Corte. El hijo sigue sus pasos y los de su mujer, la periodista ahora princesa, Letizia, extremadamente delgada y circunspecta, pero de izquierdas como manda la progresía de Palacio.

Chávez ha estado encantador en su breve estada en Madrid. Vino de improviso en una escala técnica, que la diplomacia no pudo desdeñar. Anunció el nuevo megadepósio de gas natural, encontrado por las concesionarias española REPSOL e italiana ENI, que se repartirán a partes iguales con PDVSA. El yacimiento sorprendente está en las inmediaciones de la península de Paraguaná. Cerca se ubicó el epicentro del seísmo del pasado sábado, pura coincidencia. Lo cierto es que en su paseo cultural por la Gran Vía madrileña, entrando y saliendo de la Casa del Libro, encajó los insultos de los venezolanos y españoles que esperaban su salida, citando a El Quijote: '¿Ladran los perros?, luego cabalgamos', se libró de ellos. Entre otros libros (los compró por decenas), se llevó uno, que reseñamos en La Opinión de Málaga, del periodista, Vicente Verdú, 'El capitalismo funeral'. Si lo lee se dará cuenta que Venezuela vive en ese mismo 'funeral'.

Finalmente, dejó la capital española, manejando su coche, en un alarde de progresismo, y acompañado en el asiento del copiloto por el presidente de REPSOL, '¿qué vamos a hacer con tanto gas?, le preguntó a Antonio Brufau, 'algo haremos', le contestó éste. Y tanto, REPSOL pretende exportarlo a España en forma de gas licuado para abastecer a este mercado, donde una bombona de gas cuesta ya más de 10 euros, y el gas directo pasa una factura mensual que puede oscilar entre los 30 y los 50 euros.

El poder de Chávez se consolida gracias a la generosa tierra de Venezuela que le sigue dando el soporte económico para financiar su proyecto continental. Mientras tanto, la sanidad pública está colapsada y quebrada; y la revolución bolivariana es más una consigna, que una realidad.

Se fue el comandante y llegó el sindicalista cocalero, en una visita que ha levantado el estupor de la prensa española, ya que el primer día se dedicó a dar un mitin a unos dos mil bolivianos residentes en España, con miras a captar el voto del emigrante en las próximas elecciones municipales bolivianas. Evo, en su primera visita oficial como jefe de Estado (la otra vez vino como presidente electo) ha pedido que traten bien a esos inmigrantes -unos 200 mil- ya que cuando fueron españoles a Bolivia, 'nuestros abuelos los trataron con cariño de hermanos'. Evo, tampoco se deja barba, aunque proclama ser íntimo de Fidel. Salud.

jueves, 3 de septiembre de 2009

CARACAS/CAOS

A la acostumbrada caótica Caracas, plagada de atascos automotor por calles, avenidas y autopistas urbanas, ahora más que nunca antes, hay que sumar la basura tirada en las aceras a pies de árboles y postes y la escasa iluminación nocturna en un país, donde todavía es muy barata la energía eléctrica. Eso sin dejar de sumar la sensación de inseguridad, aun cuando vayas dentro de un automóvil.
No es una ciudad turística, aunque el Ministerio correspondiene ocupe ahora el edificio de la embajada de EE. UU. trasladada a las afueras de la ciudad en un búnker con inhibidores de las señales de radio o móviles. Sin embargo, la revolución chavista/bolivariana se va imponiendo lentamente, invadiendo los terrenos de la democracia en su travesía hacia el socialismo del siglo XXI, tras diez años y medio en el poder absoluto.
La libertad de expresión aún no ha sido socavada totalmente. Siguen saliendo los periódicos diariamente, dos de ellos, El Universal y El Nacional, plagados de anuncios comerciales y públicos, y con titulares que corresponden a un periodismo de oposición, aunque no precisamente bien escritos.
Las televisiones, como en casi todas partes es mala, malísima. O telenovelas o política, no hay opción. El canal del Estado VTV, con una programación panfletaria de bajísimo nivel. El canal opositor, Globovisión, con unos 8 puntos de audiencia (muy baja y sin cobertura nacional), hace un periodismo de denuncia y fustigamiento permanente en una programación irregular, que nos pareció anticuada y sin contrastes de la opinión adversa al gobierno.
La gran polémica de los días en que estuvimos en Caracas (19 de agosto al 1 de septiembre) fue la nueva Ley de Educación. Las manifestación multitudinaria en la calle fue gaseada (con 'gas del bueno', como dice el comandante Chávez) y varios dirigentes opositores han sido encarcelados de manera fulminante acusados de instigar a la desobediencia civil ante las fuerzas policiales.
El enfretamiento se ha agudizado ante las declaraciones de la Fiscal General, prochavista, al amenazar con llevar a la cárcel a quienes se manifiesten y pasen la raya de la obediencia civil. Una advertencia que ha sido tomada por la oposición como una declaración de guerra y un atropello a la libertad de expresión. Para el próximo sábado 5 han convocado a otra macro manifestación, desafiando al gobierno a detener a más de doscientos dirigentes opositores electos, quienes la convocarán con sus firmas.
Esto en el marco de un repudio mundial a Chávez, convocado por la comunidad civil de FACEBOOK y otras redes sociales, para el 4 de septiembre con el lema: 'NO + CHÁVEZ'. Comentamos con varios militantes chavistas vinculados al mundo universitario, que su política de comunicación es muy mala. Ellos estuvieron de acuerdo y la calificaron de pésima.
La verdad es que el chavismo, en sus diez años de gobierno ininterrumpido, no ha logrado destacar en los parámetros que señalan el progreso de una nación. Uno de sus portavoces en la Asamblea Nacional (de mayoría absoluta del régimen) ha declarado que la situación de la sanidad pública es caótica. El dinero que aprobaron para la rehabilitación y modernización de los hospitales se ha perdido y las obras no se han realizado. 'Menos mal que aún funciona la medicina privada', ha dicho este diputado. Un contrasentido para su partido que, desde el gobierno, proclama la estatización de todo lo que se mueva: desde el café hasta la sanidad.
Igual suerte han seguido otros indicadores sociales: la inflación galopante, Caracas es ya una ciudad tan cara como Madrid; ocupa el segundo lugar de inseguridad en el mundo, por delante de Bagdad o Kabul; la pobreza crítica ronda el 80% en muchas zonas y el desempleo va por el 12%. En ese panorama, el gobierno acaba de anunciar que subirá la gasolina de 95 octanos, la más usada por los coches, en un país donde todavía es más barata que el agua mineral. Mientras tanto la oposición lucha contra este gigante que es el Estado socialista venezolano, cuyo comandante tiene aspiraciones de líder continental y mundial, bajo la añeja consigna cubana de 'Patria, socialismo o muerte'. Desde aquí esperamos y hacemos votos democráticos porque no se llegue ni a lo uno ni a lo otro. Salud